Ayer
nos enteramos de la muerte de una persona que nos era muy grata y por la que
sentíamos un gran aprecio por su personalidad abierta y por la sentida aunque
digna forma con la que era capaz de sobrevivir al mazazo enorme de la pérdida
de su hija de 20 años en un accidente de tráfico hace siete. El dolor es
grande, pero estoy seguro de que a él le habría gustado la canción que hoy os
traemos como una muestra de cómo se debe aceptar la mortalidad cuando se tiene
fe, ya que ésta no es final, tan sólo un paso más en el camino de nuestras
almas por la existencia. La vida le dio mucho pero también le golpeó con
dureza, y sé que en el Cielo se habrá fundido en un abrazo con la Niña de sus
ojos, estando así a un paso de la felicidad eterna. D.E.P. y te echaremos de
menos.
De
Carlos Gardel (al que
hemos tenido en estas entradas) ni se sabe dónde nació, entre Francia y Uruguay, ni cuándo, entre
1883 y 1890, pero sí que vivió solo con su madre en algunas de las zonas más
pobres de Buenos Aires desde que su padre les abandonó. En su adolescencia
frecuentó ambientes delictivos siendo detenido en varias ocasiones por la
policía, hasta que se relaciona con los caciques del barrio que le promocionan
como cantante en los actos del Partido
Autonomista Nacional. Intenta hacerse payador, pero no cuenta con el
ingenio suficiente para imponerse en las “luchas cantadas”, aunque sí le sirven
para que su voz sea muy apreciada. En 1911 conoce a José Razzano con el
que consolida un dúo que empezará a tener gran éxito en Buenos Aires y
Montevideo. En 1917 graba su primer tango, Mi Noche Triste,
y el éxito de su primer papel protagónico en Flor
De Durazno lo convierten en una de las principales figuras artísticas
del país. Poco a poco se vuelca en esta música nueva de la que se convierte en
su embajador primero por el Cono Sur y después por España y Francia aprovechando
el éxito de Rodolfo
Valentino como gaucho en Los
Cuatro Jinetes Del Apocalipsis. Sus giras se convertirán en
acontecimientos en Madrid, Barcelona y sobretodo París, y decide apostar
decididamente por el cine como medio para promocionarse, primero con
cortometrajes musicales (para que después pensemos que los videoclips son de ahora) en
Argentina y después con largometrajes franceses como Las
Luces De Buenos Aires, Espérame
y Melodía
De Arrabal que le convierten en un ídolo en todos los países de habla
hispana. De esta época destacamos canciones como Caminito,
Mano A Mano,
esta tremenda Adiós
Muchachos, En 1934 llega a EE.UU. y es convencido para que complemente
su registro de tenor con el de barítono y con él arrasará con algunos de sus
clásicos como Mi Buenos
Aires Querido, El Día Que Me
Quieras, Volver, Por Una Cabeza o Sus Ojos Se Cerraron
que será su último gran éxito. Será durante su gira por Iberoamérica en 1935
que fallecerá en un accidente de avión en Colombia.
La
letra es la despedida de su protagonista a sus compañeros cuando está su muerte
cercana, haciendo recapitulación de la tristeza que le dejó la muerte de su
madre y su novia y el agradecimiento a sus amigos por los tiempos pasados
juntos.
La
música arranca con notas agudas guitarras que dan paso a la voz potente,
cantarina y personal del vocalista.
©
César Vedani, Julio César
Sanders y Odeón.
Letra original |
Adiós muchachos compañeros de mi vida barra querida de aquellos tiempos Me toca a mí, voy a emprender la retirada debo alejarme de mi buena muchachada Adiós muchachos ya me voy y me resigno contra el destino nadie la talla Se terminaron para mi todas las farras mi cuerpo enfermo no resiste mas Acuden a mi mente recuerdos de otros tiempos de los buenos momentos que antaño disfruté cerquita de mi madre santa viejita y de mi noviecita que tanto idolatré Se acuerdan que era hermosa más linda que la diosa y que ebrio yo de amor le di mi corazón Mas el Señor celoso de sus encantos hundiéndose en el llanto se la llevó El Dios jefe supremo no a quien se le resista ya estoy acostumbrado su ley a respetar pues mi vida deshizo con sus mandatos llevándome a mi madre y a mi novia también Dos lagrimas sinceras derramo en mi partida por una barra querida que nunca me olvidó y al darles a mis amigos adiós postrero le doy con toda mi alma mi bendición Adiós muchachos compañeros de mi vida barra querida de aquellos tiempos Me toca a mí, voy a emprender la retirada debo alejarme de mi buena muchachada Adiós muchachos ya me voy y me resigno contra el destino nadie la talla Se terminaron para mi todas las farras mi cuerpo enfermo no resiste mas |
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