Ayer
de madrugada murió el Padre de Pilar, nuestra querida Capitana, por culpa del
coronavirus maldito. El dolor que sentimos por Él y por Ella, así como por el
resto de la familia, es inmenso e inconsolable. Carmelo pertenece a esa
generación de españoles que tuvo que crecer en un país asolado por la posguerra
y dominado por una dictadura, donde la necesidad era el pan nuestro de cada día
y el futuro no era nada halagüeño. Pero no por ello se rindieron y, con mucho esfuerzo
y sacrificio, sacaron a España de la ruina y nos regalaron una nación libre y
próspera. Hoy están muriendo a miles y desde aquí queremos deciros que os amamos
con todo el corazón como nos habéis demostrado mil veces que nos queréis a
nosotros. Nunca os olvidaremos y por eso os dedicamos esta canción, y en
especial a Carmelo que tenía a este cantautor entre sus artistas favoritos.
Alberto Cortez (al que
hemos tenido en estas entradas) nace en Argentina en 1940 e iba para abogado para agradar a su
familia, pero era la música y la poesía lo que él quería como único futuro.
Actúa en varias bandas porteñas pero con 20 años se marcha a Bélgica donde su
disco Sucu Sucu será número uno en
ventas. Su éxito en Europa y Canadá es enorme y decide asentarse en Madrid para
poder trabajar con ese genio de la orquestación que fue Waldo de los Ríos.
El secreto de su éxito radica en que sus recitales son una mezcla de humor y de
música, donde su gran repertorio le permite interpretar temas propios como esta
Cuando Un Amigo Se
Va, Mi Árbol y Yo, En Un Rincón del Alma, Castillos En El Aire, No Soy de
Aquí Ni Soy De Allá o Te Llegará Una
Rosa Cada Día y al mismo tiempo adaptar textos de autores clásicos del Siglo de Oro o de poetas
hispanoamericanos como Yupanqui,
Pablo Neruda o como el genial
Facundo Cabral. Durante
años el éxito le fue esquivo en su patria, mientras que en México y España su
popularidad era enorme, hasta que regresa en 1978 para realizar una gira de
gran repercusión. A pesar de sufrir un ataque cerebral en 1998 que le dejó como
secuela la imposibilidad de acompañarse con la guitarra, realiza giras periódicas
por toda Iberoamérica y España hasta su muerte en 2019 a los 79 años.
La
canción la compuso el autor a la muerte de su padre a quien consideraba su
mejor amigo, y en ella nos habla de esa enorme pérdida que ni una nueva amistad
podrá compensar.
La
música empieza con unas notas de la sección de cuerda a la que sigue un ritmo
de guitarra secundado por el bajo que dan paso al cantante que llenará con su
voz profunda y potente, al que se le unen primero la sección de viento y
después la percusión.
© Alberto Cortez y CBS
Letra original |
Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo Cuando un amigo se va queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río Cuando un amigo se va una estrella se ha perdido la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido Cuando un amigo se va se detienen los caminos y se empieza a revelar el duende manso del vino Cuando un amigo se va galopando su destino empieza el alma a vibrar porque se llena de frío Cuando un amigo se va queda un terreno baldío que quiere el tiempo llenar con las piedras del hastío Cuando un amigo se va se queda un árbol caído que ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo |
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