La
música siempre ha ido de la mano de la divinidad, y para muchas religiones la
mejor manera de poder hablar con sus dioses ha sido mediante las canciones y
las danzas que permitían expresar en toda su amplitud el sentimiento de l@s
fieles con aquell@s en quienes depositaban su fe. La música sacra occidental
tiene miles de obras excepcionales de las cuales echar mano en estas fechas tan
señaladas, pero aquí nos vamos a decantar por una pieza de singular belleza
compuesta por uno de los músicos más importantes de todos los tiempos.
Johann Sebastian
Bach nace en 1685 en la ciudad alemana de Eisenach dentro de una numerosa
familia de músicos que además tenían un profundo sentimiento religioso. Pronto
aprende a tocar el violín y el órgano con diez tras la muerte de sus padres. Se
convierte en un multi-instrumentista y su voz le permite ser admitido en el
coro de la iglesia de Ohrdruf, cobrando por ello y ayudando económicamente a su
hermano. En 1723 marcha a Leipzig donde es nombrado Cantor de la escuela de
Santo Tomás, lo que le permite dedicarse a la composición de la música sagrada.
Se casa dos veces y tendrá veinte hijos. Poco a poco va siendo reconocido como uno de los mejores músicos de
Europa, no sólo por el virtuosismo de sus interpretaciones, sino por la fuerza
de sus composiciones lo que le permitirá tener una vida acomodada y contar con
alumnos de elevada posición. Tiene tres periodos de composición destacando el
segundo que va desde 1713 hasta 1740 donde sabrá sintetizar la corriente
italiana y francesa en una propia con el añadido de las corales y los
contrapuntos que nos dejará obras tan bellas como Herz
und Mund und Tat und Leben donde encontramos esta cantata Jesus
bleibet meine Freude. Pero desde mediados de los cuarenta de ese siglo
su estilo empezará a ser considerado arcaico y difícil por lo que poco a poco
sus obras dejarán de ser interpretadas, lo que unido a una progresiva ceguera hace
que se vaya apagando hasta su muerte en de 1750.
La
letra hace referencia a la importancia de Jesús en la vida del creyente que le
llena de fuerza, consuelo y alegría el corazón, por lo que no quiere que le
deje jamás.
La
música arranca con la sección de cuerda con notas de gran sensibilidad que da
paso a la coral que llena de solemnidad la obra.
Letra Original:
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Letra Traducida:
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Jesus
bleibet meine Freude,
meines Herzens Trost und Saft.
Jesus
wehret allem Leide,
er
ist meines Lebens Kraft,
meiner
Augen Lust und Sonne,
meiner
Seele Schatz und Wonne;
darum
lass' ich Jesum nicht
aus dem Herzen und Gesicht.
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Jesús
sigue siendo mi alegría,
consuelo
y bálsamo de mi corazón.
Jesús
me defiende de toda pena,
Él
es la fuerza de mi vida,
el
gozo y el sol de mis ojos,
el
tesoro y la delicia de mi alma;
por
eso no quiero a Jesús
fuera
de mi corazón y de mi vista.
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Solo un alma que conoció a Jesús el Cristo, pudo haber compuesto tremenda melodía y tan maravillosa letra
ResponderEliminarLa educación humana es el accidente más productivo desde que tenemos memoria.
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