Hace
una semana le dedicamos la entrada del lunes a expresar nuestro apoyo a todas
las personas de bien que estábamos afectadas por los
atentados del 17 de agosto. Hoy, tras unos días donde la mayoría ha dado lo
mejor de sí en el auxilio de l@s damnificad@s y en la persecución de los
malvados, y sólo una minoría no ha entendido que esa unidad que clamaba la
ciudadanía era la de los demócratas contra los totalitarios, podemos decir que
el mundo continúa avanzando paso a paso hacia ser algo mejor (quien crea lo
contrario que por favor lea este
artículo), y nuestra María han encontrado la mejor canción para ello.
Louis Armstrong (al que hemos
tenido en estas
entradas) nace en 1901 en Nueva Orleans y para entender lo que era su mundo
sólo referir que era nieto de esclavos y que su infancia la pasa mendigando y
recogiendo chatarra. Su salvación la encuentra en una familia judía (casi tan
pobre como la suya) que decide acogerle y le enseña que la piel no es la única
razón para ser marginado, que la religión, las ideas, el sexo es razón
suficiente para que te odien. Con los ahorros de la familia le compran una
trompeta y él empezará a aprender a tocas siguiendo a las bandas callejeras
siendo tutelado por el cornetista Joe "King"
Oliver. Tras foguearse en los cabarets locales decide emigrar a la liberal
Chicago en 1922 donde es contratado por varias orquestas en las que enseguida
despunta. Dos años más tarde marcha a Nueva York ya como una de las figuras de
las big bands negras del
momento. En 1926 popularizará el scatting con el tema
Heebie Jeebies que
le hará enormemente famosos en los EE.UU. primero y posteriormente en el resto
del mundo que recorre en giras de gran éxito. Consciente de la decadencia de
las grandes orquestas reduce su grupo a seis miembros siguiendo el estilo Dixieland y empieza a
participar en películas como Alta
Sociedad, Tu Mano En La Mía
y por supuesto la más famosa de ellas que fue Hello
Dolly!. Muere con 69 años dejándonos canciones tan increíbles como esta
What A Wonderful
World, Hello,
Dolly! (con la que consiguió el número
uno de listas de un artista de más edad de la historia con 63 años), When The Saints Go Marchig In, We Have All The Time In The World, Let’s Call The Whole Thing Off?, A Kiss To Build A Dream On, When You're Smiling
Posiblemente
sea una de las letras más hermosas que podamos escuchar ya que nos muestra ante
nuestros ojos todo aquello que de maravilloso tiene vivir en este pequeño punto
azul y rodeado de semejantes que, sin ser perfectos, son mucho mejores de lo
que podamos creer.
La
música arranca con unas notas de las secciones de cuerda y de viento que con el
arpa y la batería tocada con escobillas dan paso a la voz rota, profunda y
llena de sentimiento de Satchmo
con una sensibilidad y perfección que llenan el corazón y el alma.
© Bob Thiele y ABC.
Letra Original:
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Letra Traducida:
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I
see trees of green, red roses too
I see them bloom for me and you
And I think to myself what a wonderful world
I
see skies of blue and clouds of white
The bright blessed day, the dark sacred night
And I think to myself what a wonderful world
The colors of the rainbow so pretty in the sky
Are also on the faces of people going by
I see friends shaking hands saying how do you do
They're really saying I love you
I hear babies crying, I watch them grow
They'll learn much more than I'll never know And I think to myself what a wonderful world Yes I think to myself what a wonderful world |
Veo
árboles de color verde, también rosas rojas.
Las veo florecer para ti y para mí. Y pienso para mí, qué mundo tan maravilloso.
Veo cielos de color azul y nubes de color blanco.
El brillante día bendecido, la oscura noche sagrada. Y pienso para mí, qué mundo tan maravilloso.
Los
colores del arco iris tan hermosos en el cielo
están también en las caras de la gente que pasa. Veo a amigos estrechándose las manos diciendo "¿qué tal estás? En realidad, están diciendo "te quiero".
Oigo a niños llorar, los veo crecer,
aprenderán mucho más que lo que yo nunca sabré. Y pienso para mí, qué mundo tan maravilloso.
Sí,
pienso para mí, qué mundo tan maravilloso.
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