Tras
las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes esta se puede decir que es la
verdadera primera semana de este 2016 que tanto miedo da y que tendremos que
lidiar con él como se pueda, con muchos buenos deseos en el morral, unos cuantos
temores que se atisban en el horizonte y con la experiencia de haber
sobrevivido a tiempos de crisis de esos que templan el acero y que nos hacen
ver lo que es de verdad importante. Pi nos presenta esta canción que nos habla
de la vida y de las segundas y terceras oportunidades, demostrándonos que todo
es posible si hay fe y ganas de luchar.
De
Carlos Gardel ni se
sabe dónde nació, entre Francia y Uruguay, ni cuándo, entre 1883 y 1890, pero
sí que vivió solo con su madre en algunas de las zonas más pobres de Buenos
Aires desde que su padre les abandonó. En su adolescencia frecuentó ambientes
delictivos siendo detenido en varias ocasiones por la policía, hasta que se
relaciona con los caciques del barrio que le promocionan como cantante en los
actos del Partido
Autonomista Nacional. Intenta hacerse payador, pero no cuenta con el
ingenio suficiente para imponerse en las “luchas cantadas”, aunque sí le sirven
para que su voz sea muy apreciada. En 1911 conoce a José Razzano con el
que consolida un dúo que empezará a tener gran éxito en Buenos Aires y
Montevideo. En 1917 graba su primer tango, Mi Noche Triste,
y el éxito de su primer papel protagónico en Flor
De Durazno lo convierten en una de las principales figuras artísticas
del país. Poco a poco se vuelca en esta música nueva de la que se convierte en
su embajador primero por el Cono Sur y después por España y Francia aprovechando
el éxito de Rodolfo
Valentino como gaucho en Los
Cuatro Jinetes Del Apocalipsis. Sus giras se convertirán en
acontecimientos en Madrid, Barcelona y sobretodo París, y decide apostar
decididamente por el cine como medio para promocionarse, primero con
cortometrajes musicales (para que después pensemos que los videoclips son de ahora) en
Argentina y después con largometrajes franceses como Las
Luces De Buenos Aires, Espérame
y Melodía
De Arrabal que le convierten en un ídolo en todos los países de habla
hispana. De esta época destacamos canciones como Caminito,
Mano A Mano,
Adiós
Muchachos, En 1934 llega a EE.UU. y es convencido para que complemente
su registro de tenor con el de barítono y con él arrasará con algunos de sus
clásicos como Mi Buenos
Aires Querido, El Día Que Me
Quieras, o esta tremenda Volver. Será
durante su gira por Iberoamérica en 1935 que fallecerá en un accidente de avión
en Colombia.
La
letra nos habla de un amante que pasado el tiempo regresa donde dejó a su amor
con el temor y el ansia de volverlo a encontrar, porque 20 años no son nada
La
música arranca con unas notas agudas de violines con fondo de piano que dan
paso a la voz inconfundible del cantante.
©
Alfredo Le Pera, Carlos Gardel y Odeón.
Letra Original:
|
Yo adivino el
parpadeo
de las luces que a
lo lejos
van marcando mi
retorno
Son las mismas que
alumbraron
con sus pálidos
reflejos
hondas horas de
dolor
Y aunque no quise
el regreso,
siempre se vuelve
al primer amor
la vieja calle
donde el eco dijo
tuya es su vida,
tuyo es su querer,
bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con
indiferencia hoy me ven volver
Volver... con la
frente marchita,
las nieves del
tiempo platearon mi sien
Sentir... que es
un soplo la vida,
que veinte años no
es nada,
que febril la
mirada, errante en las sombras,
te busca y te
nombra.
Vivir... con el
alma aferrada
a un dulce
recuerdo
que lloro otra vez
Tengo miedo del
encuentro
con el pasado que
vuelve
a enfrentarse con
mi vida
Tengo miedo de las
noches
que pobladas de
recuerdos
encadenan mi soñar
Pero el viajero
que huye
tarde o temprano
detiene su andar
Y aunque el olvido,
que todo destruye,
haya matado mi
vieja ilusión,
guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la
fortuna de mi corazón
Volver... con la
frente marchita,
las nieves del
tiempo platearon mi sien
Sentir... que es
un soplo la vida,
que veinte años no
es nada,
que febril la
mirada, errante en las sombras,
te busca y te
nombra.
Vivir... con el
alma aferrada
a un dulce
recuerdo
que lloro otra vez
|
Crecí con la radio puesta, casi de día y de noche. La abuela Maxi era una forofa de este hombre y en aquel tiempo, el final de los años 50, la música, la radio, era una de las pocas alegrías que llegaban.
ResponderEliminarGracias por el recuerdo maravilloso.
La música de esta calidad no tiene ni tiempo ni queda anticuada.
EliminarGracias por tus palabras y esperamos que nos sigas acompañando en el blog.