Ya
estamos en los días fundamentales de la Semana Santa y para ellos he reservado
la artillería pesada musical. Hoy es Jueves Santo y en él se desarrolla uno de
los episodios más dramáticos de la
Pasión como es el episodio de la oración del Huerto de los
Olivos, de la duda y el posterior apresamiento de Jesucristo en Getsemaní. Y para
glosarlo me voy a apoyar en un heterodoxo musical como es Jesucristo Superstar
que se estrenó en Broadway en 1971, y que en España lo hace en 1975 gracias al
empeño personal de un Camilo
Sesto (al que hemos tenido en estas
entradas) que lo tendrá que producir ante el miedo de los empresarios teatrales
del momento.
Este
musical surge primero como un disco doble de lanzamiento para crear polémica y
expectación, y lo lograron con creces. En él hacen una reinterpretación de la
Pasión en la que dan voz a Judas haciéndole un revolucionario que cree que
Jesús está malogrando los esfuerzos liberadores del pueblo judío y le
traiciona. Además muestra a María Magdalena como la esposa de Cristo. Estos
temas crearon gran controversia y fue condenado por una gran variedad de
iglesias y los judíos, aunque la Católica en seguida se aprovechó del tirón popular
generado por ella para renovar las misas para jóvenes.
Es
uno de los momentos más dramáticos de toda la Semana Santa donde Jesús, a pesar
de estar rodeado de sus fieles, se sabe sólo y que el final se acerca. Es cuando
el hombre, que sabe la agonía que le espera y todo el dolor que va a provocar
su muerte, le pregunta a su Padre si tiene que apurar el cáliz de amargura
hasta el final. Duda de lo que ha hecho, de si ha tenido éxito, de si tener que
terminar crucificado es suficiente para salvar a su pueblo. Pero al final
confía en el Señor y acepta su destino, sólo pide que sea pronto para no
fallar.
La
música comienza con la sección de viento para dar paso a la canción propiamente
dicha con un ritmo de guitarra española y un fondo de bajo. Después entra la
batería y la orquesta que de fondo va comenzando a cobrar fuerza según avanza
la canción. Al final llega el anticlímax donde la “rendición” de Cristo a los
deseos del Padre se refleja con una música lenta y triste. La voz de Camilo Sesto trasmite todo
el patetismo del sufrimiento y la desolación, demostrando porqué fue uno de los
mejores cantantes de esa época.
Os
dejo también la versión de la película para que veáis la, en mi opinión,
superioridad de la versión española (el
propio Andrew Lloyd Webber así
lo reconoce).
Letra Original:
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Hoy
nadie velara por mi ...Pedro, Juan
Ninguno me acompañara...Pedro, Juan
Yo
quiero decir
si puedo pedir que apartes de mí éste cáliz ya no deseo su amargura, ahora quema y yo he cambiado y no sé por qué he empezado. Yo tenía fe cuando comencé ahora estoy triste y cansado mi camino de tres años me parece que son treinta ¿y qué más puede un hombre hacer? Si he de morir que se cumpla todo lo que tú quieres de mí, deja que me odien, que me claven en su cruz. Yo quiero ver, yo quiero ver, Mi Dios. Yo quiero ver, yo quiero ver, Mi Dios. Quiero saber, quiero saber, Señor. Quiero saber, quiero saber, Señor. Si he de morir dime si es por qué he de ser mejor de lo que fui dime si mi vida con la muerte he de cumplir. Yo quiero ver, yo quiero ver, Mi Dios Yo quiero ver, yo quiero ver, Mi Dios Quiero saber, quiero saber, Señor Quiero saber, quiero saber, Señor Con morir, qué voy a conseguir al morir que voy a conseguir, quiero saber, quiero saber, Señor quiero saber, quiero saber, Señor. Ah!!! ¿Por qué he de morir? ¿Por qué? Dime por qué quieres que me claven en su cruz, muéstrame el motivo, dame un poco de tu luz, di que no es inútil tu deseo y moriré, me enseñaste el cómo, el cuándo, pero no el por qué. Ah!!! Muy bien, yo moriré, pero, pero por favor, cuando muera, cuando muera, mírame, por favor, mira mi muerte. Yo tenía fe cuando comencé ahora estoy triste y cansado mis tres años ya son miles ¿por qué entonces tengo miedo de que ya todo termine? Dios, yo no empecé fue tu voluntad dame el cáliz de amargura clava, azota, rompe, mata pero pronto, hazlo pronto, o yo me voy a arrepentir. |
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