Luis
nos sigue regalando temas de nuestra música, porque en realidad toda la música
en español nos pertenece a los casi 550 millones de hablantes de este idioma.
Nuestra lengua hace que un bonaerense se sienta en Madrid más a gusto que en
brazos, y que un castellano cerrado pueda hablar con una oriunda del Antiplano andino con más puntos de encuentro que con un parisino, porque es sólo la punta
del iceberg de una cultura mestiza entre quienes habitamos la Península Ibérica
y los iberoamericanos, mezclando religión, gastronomía, valores, miserias de
una forma tan fuerte que se pueda entender y comprender la literatura de Gabriel
García Márquez o la música de Celia Cruz seas de donde
seas. Puede que a nosotr@s la geografía nos haga pensar que debemos ser iguales
a las naciones centroeuropeas y a quienes están al sur del Río Grande que deben
seguir las directrices de los yanquis, pero ambos sabemos quiénes son nuestr@s
herman@s cuando escuchas una canción escrita por José
Alfredo y sueltas un par de lágrimas.
Andrés Calamaro
(al que hemos tenido en estas entradas) nace
en Buenos Aires (Argentina) en 1.961 y comienza en la música a los ocho años
cuando le regalan un bandoneón,
pasando después a aprender piano y guitarra. Empieza como teclista de un grupo
llamado Raíces y
después va entrando y saliendo en otras formaciones locales, destacando Los Abuelos De La
Nada con los que alcanza notable éxito en su país. En 1.986 entra en
contacto con Ariel Rot con
el que trabaja en varios discos en solitario y con el que funda en 1.990 el
supergrupo Los Rodríguez
(a los que hemos tenido en estas entradas) que arrasará en las listas españolas e hispanas con temas como Sin Documentos, La Milonga Del Marinero Y El
Capitán, Aquí No Podemos Hacerlo, Palabras Más Palabras Menos. Tras
disolverse el grupo reanuda su carrera en solitario en 1.997 con el disco Alta Suciedad que con
temas de gran impacto como Flaca o Loco lo aúpa a los más altos puestos de
ventas. Se embarca en una gira mundial de dos años de la que sale desquiciado,
sin pareja y con cien canciones, de las que selecciona 37 (su edad de entonces)
para editarlas en Honestidad Brutal,
disco mítico donde los haya y donde está incluida Te Quiero Igual. En el 2.000 da otro salto mortal y lanza al
mercado el disco quíntuple El Salmón con 103
canciones (también saldrá otro reducido a 25) con el que queda agotado y se
retira durante cuatro años de la primera línea mientras colabora con algunos
amigos y lanza canciones gratuitas por la red. En 2.005 vuelve a los escenarios
con El Regreso un
disco en vivo que le lleva a recorrer medio mundo. Dos años más tarde graba La Lengua Popular
que le mantienen en altos niveles de crítica y ventas con temas como esta De Orgullo Y De Miedo. Lo mismo sucede
en 2.010 con On The Rock en el que se une a amigos como Calle 13 (a los que
hemos tenido en estas entradas), Loquillo
(al que hemos tenido en estas entradas) o Pereza
(a los que hemos tenido en estas entradas),
y desde entonces nos sigue regalando proyectos variados e interesantes.
La
letra nos habla de cómo la búsqueda del amor no es fácil y que cuando se
encuentra hay que aceptar el miedo y aceptar el orgullo de ser amad@.
Enlace vídeo De Orgullo Y De Miedo
Esta
milonga arranca con unas notas lastimeras de bandoneón, guitarra, bajo,
percusión y teclados que dan paso a la voz con su fraseo tan personal y
argentina del vocalista que es apoyado por los coros en los estribillos.
©
Andrés Calamaro
y Warner.
Letra original |
Tardé tanto tiempo en encontrarte, habría salido a buscarte, mi vida, por eso cada segundo es tan importante, y no me duelen ya las heridas. Qué mezcla de orgullo y de miedo, ser el dedo que te toca, el que te besa en la boca, la vaina de tu cuchillo. Cualquiera se cansa de milongas, y quiere querer y también ser querido, confieso haber vivido, afuera del margen, de lo permitido y de la moral. Qué mezcla de orgullo y de miedo, ser el dedo que te toca, el que te besa en la boca, la vaina de tu cuchillo. Que brille el sol en el cielo, que brille el cielo en el río, y la luz en tu ventana, adonde estamos dormidos. |
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