Nuestra
querida María nos recuerda que el pasado viernes 22 de febrero se cumplieron
ochenta años del fallecimiento de Antonio Machado en el
exilio de Colliure, y en
estos tiempos en que los populismos y extremismos tiran de las costuras de
nuestra democracia, debemos ver en la tragedia de su muerte una vacuna para
seguir en la espiral de la sinrazón de quienes sólo buscan el “cuanto peor
mejor” y de quienes traicionan el espíritu de la Transición
que permitió que nos fijáramos sólo en lo que nos une y dejáramos a un lado lo
que nos separa. Que nunca más pase que los mejores tengan que morir en la
amargura del exilio, y que los demás callen por miedo. La libertad y el respeto
deben ser las guías de nuestros actos y decisiones sin importar si se es de
izquierdas o de derechas, del norte o del sur.
Joan Manuel Serrat (al
que hemos tenido en estas entradas) nace en 1943 y fue un estudiante modelo que con becas se licenció
en 1965 como perito agrícola. Pero ya en esas épocas la música y la poesía habían
hecho presa en él y, tras aparecer en un programa de radio, es rápidamente fichado
por una discográfica. Será uno de los fundadores de la Nova Cançó catalana,
siendo sus primeros discos en esta bella lengua española como Ara Que
Tinc Vint Anys su primer LP en 1967 o un año después Com Ho Fa El Vent
donde encontramos la bellísima Paraules d'amor.
Su primer LP en castellano, La Paloma, lo
edita dos años más tarde, pero su salto a la fama lo consigue con la valentía de
adaptar musicalmente los poemas de poetas marginados por republicanos como con Dedicado a
Antonio Machado, Poeta donde hallamos esta Cantares
y Miguel Hernández
en Miguel Hernández
donde encontramos esas maravillosas Nanas
De La Cebolla, Para La Libertad, Elegía.
En 1970 en su disco Mi Niñez
encontramos Fiesta que tendrá gran éxito
y el disco en catalán Serrat/4 donde
hallamos la hermosísima 20 De Març. Un
año más tarde compone el que es, según nuestra opinión, el mejor disco en español
de la historia como es Mediterráneo
que le convierte en ídolo en todos los países de habla hispana y con el que
iniciará una gira por todo el mundo. En 1974 compone Para Vivir,
un disco dedicado a la maternidad y los niños donde está destaca la bellísima De Parto. En 1981 vuelve a las listas de éxitos con En Tránsito
y sobretodo dos años más tarde con ese soplo de aire fresco e ilusión que es Cada Loco
Con Su Tema. En 1985 continúa musicalizando poemas en El Sur También Existe
dedicado a Mario Benedetti.
Los noventa arranca lo que ha sido desde entonces su carrera en la que crea obras
de menor éxito como Sombras De
La China o Hijo De La Luz
Y De La Sombra donde busca nuevos sonidos y poemas, sin la búsqueda desaforada
del éxito mediático si no el personal, mientras realiza giras con su amigo Joaquín Sabina (al que
hemos tenido en estas entradas) llenando aforos con fans de toda edad y condición.
La
letra es un lamento por lo que es morir lejos del hogar que tanto se ama, y una
reflexión de la vida como el camino que se recorre con una meta segura que es
la muerte pero que nos define según como lo andamos.
La
música arranca con unas notas leves de guitarra y bajo a la que le siguen que dan
paso a la voz cantarina y llena de verdad del cantante prefacio que tendrá el apoyo
de la percusión y las secciones de cuerda
y viento creando momentos de gran emoción.
©
Antonio Machado, Joan Manuel Serrat y
Zafiro.
Letra Original:
|
Todo pasa y todo
queda,
pero lo nuestro es
pasar,
pasar haciendo
caminos,
caminos sobre la
mar.
Nunca perseguí la
gloria,
ni dejar en la
memoria
de los hombres mi
canción;
yo amo los mundos
sutiles,
ingrávidos y
gentiles
como pompas de
jabón.
Me gusta verlos
pintarse
de sol y grana,
volar
bajo el cielo
azul, temblar
súbitamente y
quebrarse.
Nunca perseguí la
gloria.
Caminante, son tus
huellas
el camino, y nada
más;
caminante, no hay
camino,
se hace camino al
andar.
Al andar se hace
camino,
y al volver la
vista atrás
se ve la senda que
nunca
se ha de volver a
pisar.
Caminante, no hay
camino,
sino estelas en la
mar.
Hace algún tiempo,
en ese lugar
donde hoy los
bosques se visten de espinos,
se oyó la voz de
un poeta gritar:
caminante, no hay
camino,
se hace camino al
andar,
golpe a golpe,
verso a verso.
Murió el poeta
lejos del hogar,
le cubre el polvo
de un país vecino.
Al alejarse le
vieron llorar,
caminante, no hay
camino,
se hace camino al
andar,
golpe a golpe,
verso a verso.
Cuando el jilguero
no puede cantar,
cuando el poeta es
un peregrino,
cuando de nada nos
sirve rezar,
caminante, no hay
camino,
se hace camino al
andar,
golpe a golpe,
verso a verso ,
golpe a golpe,
verso a verso,
golpe a golpe,
verso a verso.
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