La
decimosexta canción de la lista debe ser una
canción que pertenezca a la música clásica,
y la Capitana, como siempre, nos aporta una joya que además lleva su mensaje.
Cuando tod@s pensamos en la música clásica
lo asociamos a un periodo que llamaríamos medio en serio medio en broma de
pelucas, entre mediados del SXVI y el SXIX, en el que empezaríamos con la renacentista
de Palestrina
y terminaríamos con el romanticismo
de Puccini, todo
con grandes orquestas, coros superpoblados y aforos vestidos de etiqueta, pero
eso sólo es una parte. La música clásica
es una forma de entender la música como algo trascendente, un lenguaje para
sentimientos en su estado puro, una comunicación directa entre el sonido y el
corazón, y por eso es tan difícil que consiga llegar al sector popular siendo
tachado, de forma injusta, como clasista. Pero nuestra Jefa nos regala una
pieza de piano compuesta en 1993 que de forma sencilla, que no simple, reúne
todas las características de una pieza clásica y con una fuerza fuera de lo
común.
Michael Nyman nace en Londres en 1944
dentro de una familia de sastres judíos. Su amor por la música se muestra muy
pronto y dirigirá todos sus esfuerzos para ser admitido en 1961 la Royal Academy Of
Music. Desde un principio se sintió muy atraído por la música barroca
del SXVII, pero ello no le hacía menos abierto a genios modernos del piano como
Jerry Lee Lewis (al
que hemos tenido en estas
entradas). En seguida vio en las BSO de las películas un medio fantástico
para dar a conocer su música y en especial de la mano del director Peter Greenaway con el
que colaboró en proyectos como El Contrato
del Dibujante o El
Cocinero, El Ladrón, Su Mujer Y Su Amante, y sobre todo con Jane Campion con la que
creo El Piano.
También ha compuesto óperas como en 1986 The
Man Who Mistook His Wife For A Hat o Noises,
Sounds & Sweet Airs un año después, Facing Goya de 2000, o
Love Counts cinco años
después.
La
música es un prodigio de virtuosismo pianístico que nos demuestra la fuerza y
sensibilidad que tiene este instrumento, contando con el leve apoyo de la
sección de cuerda.
© Michael Nyman y Virgin.
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