lunes, 16 de julio de 2018

Michael Nyman - The Heart Asks Pleasure First (The Piano) (instrumental)


La decimosexta canción de la lista debe ser una canción que pertenezca a la música clásica, y la Capitana, como siempre, nos aporta una joya que además lleva su mensaje. Cuando tod@s pensamos en la música clásica lo asociamos a un periodo que llamaríamos medio en serio medio en broma de pelucas, entre mediados del SXVI y el SXIX, en el que empezaríamos con la renacentista de Palestrina y terminaríamos con el romanticismo de Puccini, todo con grandes orquestas, coros superpoblados y aforos vestidos de etiqueta, pero eso sólo es una parte. La música clásica es una forma de entender la música como algo trascendente, un lenguaje para sentimientos en su estado puro, una comunicación directa entre el sonido y el corazón, y por eso es tan difícil que consiga llegar al sector popular siendo tachado, de forma injusta, como clasista. Pero nuestra Jefa nos regala una pieza de piano compuesta en 1993 que de forma sencilla, que no simple, reúne todas las características de una pieza clásica y con una fuerza fuera de lo común.

Michael Nyman nace en Londres en 1944 dentro de una familia de sastres judíos. Su amor por la música se muestra muy pronto y dirigirá todos sus esfuerzos para ser admitido en 1961 la Royal Academy Of Music. Desde un principio se sintió muy atraído por la música barroca del SXVII, pero ello no le hacía menos abierto a genios modernos del piano como Jerry Lee Lewis (al que hemos tenido en estas entradas). En seguida vio en las BSO de las películas un medio fantástico para dar a conocer su música y en especial de la mano del director Peter Greenaway con el que colaboró en proyectos como El Contrato del Dibujante o El Cocinero, El Ladrón, Su Mujer Y Su Amante, y sobre todo con Jane Campion con la que creo El Piano. También ha compuesto óperas como en 1986 The Man Who Mistook His Wife For A Hat o Noises, Sounds & Sweet Airs un año después, Facing Goya de 2000, o Love Counts cinco años después.



La música es un prodigio de virtuosismo pianístico que nos demuestra la fuerza y sensibilidad que tiene este instrumento, contando con el leve apoyo de la sección de cuerda.


© Michael Nyman y Virgin.

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