Gracias
al libro 1001
Canciones Que Escuchar Antes De Morir de Robert Dimery hoy vamos a
corregir el olvido que hemos tenido hasta la fecha a uno de los mejores
compositores en lengua española como fue José
Alfredo Jiménez, que supo glosar como nadie los amores imposibles y que
durante décadas emocionó a quienes le escucharon y que hoy es admirado por
todos los artistas hispanos que no dudan de versionar sus más de mil canciones,
que se dice bien y pronto, que demuestran su enorme capacidad de trabajo.
El
genio mejicano nace en la ciudad de Dolores Hidalgo en
1926 dentro de una familia de clase media a la que la adversidad le llevo a
tener que vivir en Ciudad de México con muchas necesidades. Trabajaba en lo que
saliera y es un restaurante donde servía de camarero donde entra en contacto
con el arpista Andrés Huesca y el cantante Miguel Aceves
Mejía que le animan y apadrinan para que se lance a cantar como
profesional. Su éxito le llega cuando el primero de sus padrinos interprete su
tema Yo, esta se convierta en todo un éxito y el público pida más letras como
esa. Empieza la fama y participa en varias películas con las que su popularidad
llega lo más alto. Son también tiempos en los que sus líos de faldas son
constantes y empieza su adicción al alcohol que le mataría en 1973 por cirrosis hepática
con tan sólo 47 años pero aparentando muchos más. Su entierro fue multitudinario
y en él se entonaron durante horas sus canciones de la mano de mariachis y de
una destrozada Chavela
Vargas, escuchándose así esta Ella,
El Jinete, Camino de Guanajuato, Serenata Huasteca, Cuatro Caminos, Que Te Vaya
Bonito, Si Nos Dejan y por supuesto ese himno que es El Rey.
La
letra está basada, como muchas de sus canciones, en sus propias vivencias y los
sentimientos que ellas le provocaban. Aquí nos narra como cuando tenía 18 años
fue rechazado por su amada, a instancia de sus padres, y cómo él dejó de rogar
por su amor, yendo a la cantina a ahogar su desamor con tequila y fue tan
sentido su último brindis que el corazón de ella se ablandó y quiso quedarse
pero ya era tarde.
Este
vals arranca con su voz nasal y lastimera al que se le unen los violines, los
guitarrones y guitarras, más las trompetas llenando de tristeza y melancolía la
melodía.
©
José
Alfredo Jiménez y Sony.
Letra Original:
|
Me
cansé de rogarle,
me cansé de decirle que yo por ella de pena muero.
Ya
no quiso escucharme
si sus labios se abrieron fue pa' decirme ya no te quiero.
Yo
sentí que mi vida
se perdía en un abismo profundo y negro como mi suerte.
Quise
hallar el olvido
al estilo Jalisco
(no
te rajes)
pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar.
(¡Ay,
ay, ay!,
qué
lindo es lo bonito del adiós.
¡que
sí!)
Me
cansé de rogarle
con el llanto en los ojos alcé mi copa y brindé con ella.
No
podía despreciarme
era el último brindis de un bohemio con una reina.
Los
mariachis callaron
de mi mano sin fuerzas cayó mi copa sin darme cuenta.
Ella
quiso quedarse
cuando vio mi tristeza pero ya estaba escrito que aquella noche perdiera su amor. |
Me fascina este tipo de musica. Me recuerdan tanto a la copla nuestra, esa que decía mi abuelo que te tiene que salir de los centros. Música que acompañó mi infancia desde la radio instalada en la cocina y que la abuela Maxi, desde el momento que ponía el pie en ella encendía para todo el día.
ResponderEliminarLa radio es para muchos la compañía de todo lo que hacemos, nos informa, nos hacer reír y sentir, y de paso nos ameniza nuestra existencia con la música. Llevamos décadas escuchando que la TV iba a acabar con ella y sin embargo sigue tan viva como en los tiempos de nuestros abuelos.
EliminarLas canciones de José Alfredo son tremendas y de una calidad excepcional y el hecho de que no se escuchen demasiado ahora por su voz no quiere decir que no se estén radiando constantemente en las versiones que de ellas han hecho multitud de artistas, ésa es la inmortalidad de su obra.
Un saludo.