Todos
tenemos mitos a los que adoramos sin reparo y sin medida. En el caso de mi
hermano casi todos están en el Olimpo de los artistas de las seis cuerdas a los
que ha seguido por conciertos, grabaciones de actuaciones y discos. Tiene
guitarras firmadas por Eric
Clapton y Carlos
Santana, que con el recientemente fallecido Paco de Lucía, son
su Santísima Trinidad de los guitarristas. Pero queda Dios, claro está, y ese
sin duda ha sido Jimi
Hendrix al que hoy traemos al blog siguiendo el guion de Diego A. Manrique
en su libro Jinetes
En La Tormenta.
Nace
en Seattle en 1942 y su infancia no es precisamente un cuento de hadas dentro
de los suburbios de la ciudad. En la adolescencia un juez le propone elegir
entre la cárcel y el ejército y elige esto último, aunque a los pocos meses
consigue la licencia al fingir ser homosexual. Tras aprender blues en Tennessee se muda a
Harlem donde empezará a relacionarse con las nuevas tendencias de la música y a
formar parte de diferentes bandas como guitarrista melódico. Entra en contacto
con Linda Keith, por entonces novia de Keith Richards, que le
presentará al que será su productor Chas Chandler, que le
anima a crear el grupo The Jimi Hendrix
Experience y que le recomienda ir a Europa donde su música será más
apreciada. Su éxito es fulgurante de la mano de su versión de Hey Joe y de la espectacular Purple Haze que le
convierten en un ídolo de masas y en la envidia de todos los guitarristas. Esta
fama europea le permite volver a EE.UU. y ser una de las figuras más
importantes del Festival
de Monterrey y del Festival de Woodstock.
Su estilo se adentra en la psicodelia
alimentada por su progresiva adicción a casi cualquier droga que pudiera pillar
y que produjo el genial y desbarrante Electric Ladyland. Y
así a nadie sorprendió su muerte en 1970 tras una noche de borrachera en la que
se ahogó con su propio vómito, sólo tenía 27 años.
La
canción es original de Bob
Dylan y en ella se nos muestra el inicio de un cuento en el que el ladrón y
el bufón filosofan sobre el sentido de la vida y de cómo lo que para muchos es
una broma para otros se torna en tragedia. La segunda parte nos habla de los
príncipes que cuidan sus tierras mientras vigilan a sus mujeres y sirvientes
mientras en el horizonte aparecen dos jinetes.
Por
supuesto esta versión de All Along
Watchtower es una excusa para que el genio de Seattle nos dé una lección de
virtuosismo con la guitarra, mientras es acompañado por la batería y el bajo.
Se cuenta que los otros efectos de percusión los realiza otro de los miembros
del Club de los 27 Brian Jones.
©
Bob Dylan y Polydor.
Letra Original:
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Letra Traducida:
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There must be some
kind of way outta here
Said the joker to the thief
There's too much confusion
I can't get no relief
Business men, they drink my wine
Plowman dig my earth None were level on the mind Nobody up at his word Hey
No reason to get excited
The thief he kindly spoke There are many here among us Who feel that life is but a joke But, uh, but you and I, we've been through that And this is not our fate So let us stop talkin' falsely now The hour's getting late, hey
All along the watchtower
Princes kept the view While all the women came and went Barefoot servants, too Outside in the cold distance A wildcat did growl Two riders were approaching And the wind began to howl
All along the watchtower
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Debe de haber una
manera de
salir de aquí
le dijo el bufón
al ladrón
Hay mucha confusión no encuentro consuelo
Los hombres de
negocios, se beben mi vino
los ladrones cavan mi tierra Nadie estaba a mi
nadie a quien
creer.
Hey
No hay razón para
ponerse nervioso
dijo amablemente el ladrón Hay muchos entre nosotros
que piensan que la
vida es una broma
pero , uh, pero tú y yo ya hemos pasado por eso y ese no es nuestro destino así que dejemos de hablar falsamente ahora que se nos está haciendo tarde, hey.
A lo largo de la atalaya
los príncipes mantienen la mirada mientras las mujeres van y vienen, los sirvientes descalzos, también Afuera en la fría distancia un gato montés gruñía dos jinetes se aproximaban y el viento empezó a aullar
A lo largo de la atalaya
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Es importante escuchar las dos versiones, la que toca Dylan y la que Hendrix realiza, esta ultima nos lleva de la mano a este cuento mágico de dos seres tan diferentes en su concepto y tan parecidos en su interior nos habla de la broma y la tragedia como protagonistas cotidianos de la vida.El virtuosismo de la guitarra de Jimi crea la atmósfera adecuada para concluir la historia en lo que el mismo Dylan llama el aullar del viento.
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