En
estos tiempos de crisis muchas personas están viendo como sus verdades más
sólidas se tambalean, como sus refugios son todo menos seguros, como sus
reservas de emergencia vuelan por los aires. Muchos deciden caminar por la
senda de la desesperación porque no son capaces de atisbar horizonte alguno,
otros por la violencia para que la desgracia toque a más gente, y los más por
un egoísmo ombligista que sólo es capaz de ver el mal propio y despreciar el
ajeno. No soy quien para juzgar, pero creo que son malas soluciones que sólo
crean más problemas, pero cada cual hace con su vida lo que quiere. Para ellos
va esta canción que podría muy bien ser el himno del desarraigo personal y que
no por ello deja de ser una barbaridad de buena.
A Carlos Goñi un día le
dijeron en los 40 Principales que era el Bruce Springsteen
español (al que hemos tenido en esta,
esta,
esta,
esta
y esta
entradas), y le fastidiaron bien la vida porque se lo creyó a pies juntillas.
Hasta ese momento Revolver
había hecho dos discos (Revolver y Si No Hubiera Que
Correr) espectaculares basados en las esencias el más puro rock norteamericano, con elementos del rock sureño y bebiendo de las esencias del ídolo de New Jersey. Las guitarras potentes, las
letras contundentes, eran el sello de una banda que era en realidad el
vocalista, guitarrista y compositor madrileño. Pero llegó ese maldito día y publicó
Básico
donde vuelve acústicas esas bombas de potencia y ritmo; lanza El Dorado, Calle Mayor,
donde los sonidos se dulcifican, los estilos se bastardean, los mensajes se
encargan de los “grandes problemas de la humanidad” y no de los cotidianos de
las personas. No digo que fuera malo, sólo que ya no era ese vendaval sonoro
que descubrí una tarde de verano de 1989 en un programa a la vez cutre y genial
llamado Plastic.
La
letra nos narra cómo un hombre regresa a su casa y se da cuenta de que ya no es
su hogar. Dentro está su familia, mujer e hijo, a los que es incapaz de amar ni
satisfacer sus necesidades. Es un inadaptado, un soñador, una persona fuera de
lugar, alguien por el que sentir pena y tal vez compasión porque nunca será
libre por mucho que corra tras el Sol.
El
arranque es de una guitarra tocada con el slide al estilo sureño
mientras otra mantiene el ritmo, y cuando termina el primer estribillo da paso
a un punteo de altura, a una batería atronadora, un bajo más que correcto y una
subida de emociones que te acelera el corazón.
© Carlos Goñi y Warner.
Letra Original:
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Hace
tanto tiempo que estoy fuera de mi hogar
que ahora que estoy en la puerta no sé si debo de entrar. La sonrisa de mi hijo quizás me resulte extraña. Y el sabor de mi mujer puede que no sea igual sea igual. No sé si sí, no sé si no,
lo
que está claro es que ya estoy
No sé si sí, no sé si no fuera de lugar. Nunca tuve condiciones como jefe de mi clan no logré traer comida a mi nido familiar. Me pasaba el día sentado viendo pájaros volar. No servía para padre No servía para amar. Para amar, para amar. No sé si sí, no sé si no,
lo
que está claro es que ya estoy
No sé si sí, no sé si no fuera de lugar. Desde que cantaba el gallo hasta la hora de cenar las horas no eran horas sólo un trámite ideal. Miraba el cielo perdido pensando que hago aquí. Esta vida me está ahogando y me diento malgastado necesito ya salir, ya salir. Ya no sé si vengo, ya no sé si debo ir. Lo único que quiero es un lugar donde dormir. Miro hacia delante, miro para atrás y siempre me encuentro fuera de lugar. |
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