El 28
de diciembre es el día oficial de la bromas en España y casi toda Iberoamérica,
y dice bastante de nuestro sentido del humor macabro el que festejemos con
chanzas al prójimo la conmemoración del Día de Los
Santos Inocentes, pero ya he comentado que nuestro carácter es
desmitificador de muchas cosas y que somos capaces de reírnos de la muerte de
una forma que creo que es bastante sana. Y para conmemorar este jornada de risa
he creído oportuno traer a los que considero los mejores músicos humorísticos
del mundo como son Les
Luthiers.
Este
grupo argentino nace en 1967 dentro del ámbito universitario de los coros. Allí
un estudiante de arquitectura llamado Gerardo Masana prepara
una cantata humorística interpretada por instrumentos confeccionados con
materiales de deshecho (tazas de inodoro, latas de jamón cocido, tuberías) y
teniendo como letra frases sacadas de un prospecto de un laxante y
convenientemente intercaladas para darles un tono paródico. Ése fue el comienzo
de muchos cambios de componentes quedándose en la actualidad con Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Jorge Maronna, Carlos Núñez,
y Carlos López
Puccio.
Yo no
puedo ocultaros que soy un fan devoto, devorador de sus cintas en los 80,
comprador de cd’s, y después dvd’s, y asistente a varios de sus conciertos en
los cuales martirizaba a los vecinos de asiento cantando de principio a final
las canciones de los artistas, para suplicio de cuantos me rodeaban. Siempre me
ha admirado lo buenos músicos que son, que sus rimas sean tan inteligentes y
que sus actuaciones estén tan bien diseñadas.
La
canción que os posteo es La Payada de la Vaca de su disco Mastropiero Que Nunca,
en la que interpretan una payada
en contrapunto en la que los cantantes se retan el uno al otro acompañados sólo
de su ingenio y sus guitarras, teniendo que resolver acertijos o continuar las
estrofas hasta que uno se quede sin rima. Espero que disfrutéis de este momento
de distensión en estos momentos complicados
Letra Original:
|
-
Dígame usted compañero...
dígame usted compañero y conteste con prudencia cual es la mansa presencia que puebla nuestras praderas, y en melancólica espera con abnegada paciencia nos da alimento y abrigo fingiendo indiferencia. - No me asusta el acertijo... no me asusta el acertijo y ya mi mente barrunta por donde viene la punta de la, de un, de esa, de la... tan difícil historia la destreza y la memoria son buenas si van en yunta no se ofende si le pido me repite la pregunta. - Nómbreme usted el animal... nómbreme usted el animal que no es toro ni cebú (¡la vinchuca!) que pa’ ayudar la salud y pa’ que usted le aproveche le da la carne y la leche en generosa actitud tiene cola y cuatro patas y cuando muge hace múu ...
(¡che!
la vinchuca cuando muge hace ¡vinchuuu..! ¡vinchuuu..!)
- No me asusta el acertijo... no me asusta el acertijo porque a mí... no me asusta el acertijo no me asusta el acertijo jamás me... ¡LA VACA! - Tiene que ser rimando, ocho versos... - Si, si... ¡calentito quedaste! - Tiene que decirlo rimando, si no no sirve, que lo diga rimando, ¡esto es increíble! - ¿Qué? - Que lo diga rimando - Ya le rimo la respuesta... ya le rimo la respuesta que de la duda nos saca el animal que usted dice tiene por nombre: la vaca. - Me extraña mucho, compadre... me extraña mucho, compadre que sea tan ignorante una payada brillante octosílabos precisa en el final finaliza y empieza por delante debe tener ocho versos y ser de rima elegante. - No me asusta el acertijo... le contesto en ocho versos así su enojo se aplaca el error que usted me achaca ni es error ni es para tanto en octosílabos canto con rima que se destaca con elegancia lo digo sin hacer tanta alharaca - y... y... el animal... - ¡ah! ¡la vaca! La vaca... |
No hay comentarios:
Publicar un comentario