Pues
ya estamos en otoño, Muchachada. Sé que con las lágrimas de infelicidad de
quienes querrían vivir por siempre en el verano se es capaz de resucitar y
volver a su tamaño original al Mar de Aral, pero son
quienes pronto se olvidan del bochorno que les hacía rogar deseperad@s por un
aire acondicionado cada segundo del día. Nosotr@s somos un poco menos trágic@s
y consideramos que todas las estaciones tienen sus pros si sabemos darle una
oportunidad, y por supuesto esta época del año es una maravilla si la sabemos
gestionar. No hay paisajes más cromáticos que los otoñales, no hay tardes más
paseables que las de estos días, no hay temperatura más soportable que las que
nos regalan sus mediodía, vamos que ojalá fuera otoño todo el año. Y si a pesar
de todo decides que no, que es tiempo de nieblas y depresión, ojalá te
encuentres con una persona que te recuerde que hasta en el Paraíso está el
Infierno si estás sol@ y que no importa si es el desierto del Sáhara o la
Meseta Antártica si hayas a quien te quiere tal y como nos narra la canción de
hoy.
Ella Fitzgerald (a la
que hemos tenido en estas entradas) nace en 1917 en la sureña Virginia aunque se criará en la ciudad
neoyorkina de Yonkers. A los quince años queda huérfana y pasa una etapa de
gran rebeldía que le lleva al reformatorio. Desde siempre cantaba y bailaba y a
los 16 gana un concurso que le abre las puertas a formar parte de varias bandas
hasta que recala en la de Chick
Webb que liderará tras la muerte de este. Tras colaborar con Dizzy Gillespie decide
incluir el scat
(improvisación con sonidos vocálicos) en su estilo de interpretación y se
consolida como la referencia femenina del jazz del momento. No pongo nombres
de con quién más grabó porque lo hizo con todas las figuras del momento que se
peleaban por unas horas en un estudio con ella, y estaba presente en todos los
programas radiofónicos y televisivos, como en esta interpretación de This
Could Be the Start of Something en el The Ed
Sullivan Show. Entre 1956 y 1964 publicará para Verve The
Songbooks en los que interpretará a los más importantes compositores de
jazz americanos en ocho discos espectaculares donde encontramos joyas como It's A Lovely
Day Today o la maravillosa A Foggy Day. Su
carrera continuó con giras mundiales y el fervor del público, pero su diabetes
la fue poco a poco minando la salud falleciendo en 1993 a los 79 años. Se
estima que se han vendido más de 40 millones de discos de sus obras.
La
letra nos muestra como hasta en las situaciones más deprimentes encontrar a la
persona amada hace que la niebla se rinda ante el sol de su presencia.
La
música arranca suave como terciopelo con la orquesta acariciando las notas para
presentar la sedosa y calidad voz de la cantante. El tema toma energía y se
llena de alegría pero con elegancia suprema
© George Gershwin, Ira Gershwin y Verve.
Letra original |
I was a stranger in the city Out of town were the people I knew I had that feeling of self-pity What to do, what to do, what to do The outlook was decidedly blue But as I walked through the foggy streets alone It turned out to be the luckiest day I've known A foggy day in London town Had me low and had me down I viewed the morning with alarm The British Museum had lost its charm How long, I wondered, could this thing last But the age of miracles hadn't passed Yes, for suddenly, baby, I saw you there And through the foggy London town The sun was shining everywhere A foggy day in London town Had me low and it had me down I viewed the morning with alarm The British Museum had lost its charm How long, how long I wondered, could this thing last But the age of miracles hadn't passed For suddenly, I saw you there And through foggy London town The sun was shining everywhere everywhere, everywhere, everywhere |
Letra traducida |
Era una extraña en la ciudad las personas que conocía estaban fuera de la ciudad. Tenía esa sensación de autocompasión. ¿Qué hacer, qué hacer, qué hacer? El panorama era decididamente sombrío pero mientras caminaba solo por las calles brumosas, resultó ser el día más afortunado que he tenido. Un día brumoso en la ciudad de Londres me tenía deprimido y abatido Contemplaba la mañana con inquietud el Museo Británico había perdido su encanto me preguntaba cuánto tiempo duraría aquello Pero la era de los milagros no había pasado sí, porque de repente, nena, te vi allí. Y a través de la brumosa ciudad de Londres, el sol brillaba por todas partes. Un día brumoso en la ciudad de Londres me tenía deprimido y abatido Contemplaba la mañana con inquietud el Museo Británico había perdido su encanto me preguntaba cuánto cuánto tiempo duraría aquello Pero la era de los milagros no había pasado porque de repente, nena, te vi allí. Y a través de la brumosa ciudad de Londres, el sol brillaba por todas partes. por todas partes, por todas partes, por todas partes |
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