Luis
nos regala esta canción que es un poema musicado en el que la carga lírica de
su letra es apuntalada por una suave melodía para que así sea aún mayor su peso
en nuestra alma. Este cantante siempre nos ha demostrado que para poder ser
vocalista no es preciso ni contar con un torrente de voz, ni con unos pulmones
que te proyecten hasta el fondo del aforo, sino que hay que basta con saber
modular lo justo el fraseado para que sea la métrica la que acaricie nuestra
mente convirtiendo lo que en otr@ seria vulgar en sublime. Así que si vuestras
capacidades físicas parezcan un freno a vuestros sueños, pensad y tal vez
encontréis la fórmula de ser como este señor uno de los mejores cantantes de
los últimos tiempos sin más resuello que el de un beso.
Luis Eduardo Aute (al que hemos
tenido en estas entradas) es uno de los
artistas españoles más polifacéticos de los últimos tiempos nace en 1943 en
Manila. Regresa a España a los ocho años y empieza su carrera como cantante y
músico mientras comienza a componer poemas (tanto en inglés como en
castellano), a hacer cortos de cine caseros y a pintar. Será esta última
actividad la que le empezará a proporcionar reconocimiento y premios. Tras
abandonar la carrera de arquitectura marcha a París donde se sumerge en todos
los movimientos artísticos y sociales que están en eclosión en esos primeros
60. A su vuelta a Madrid logra vender cuadros a marchantes de arte de EE.UU. y
Europa haciéndose un nombre y permitiéndole vivir de su arte. Compone canciones
para Massiel y su Rosas En
El Mar se convierte en un éxito arrollador. Decide lanzar él mismo el tema Aleluya
Nº1 que será traducido a varios idiomas y le da talla de intérprete
internacional, pero decide abandonar la música ante la presión de la industria
para que se haga más comercial. Compone para Rosa León, hace guiones, diseña portadas de
discos, uno de sus poemas hace que cierren una revista, vamos que no para. En
1975 compone Al Alba, que es uno de los mayores alegatos contra la pena
de muerte disfrazado de canción de desamor para evitar la censura. Los años
siguientes aprovecha la libertad para implicarse en numerosos proyectos
musicales como los discos Cuerpo A Cuerpo
en el que se halla la irónica Una De
Dos, cuatro años después Segundos Fuera donde encontramos la mítica La
Belleza, cinematográficos y artísticos, destacando los conciertos que
realiza en 1993 con Silvio Rodríguez (al que hemos
tenido en estas entradas) y recogidos en el
disco Mano A Mano. En 1998 lanza un
doble disco en castellano e inglés titulado Aire/Invisible
en el que nos regala Prefiero Amar. Su
producción en todos los aspectos continúa con exposiciones, libros y discos
como Intemperie donde hallamos esta emotiva Quiéreme.
Desgraciadamente su salud se empieza a resentir y en 2016 sufre un infarto
cerebral del que logra salir tras dos meses en coma pero con graves secuelas, y
en el 2020 será otra más de la víctimas de la Pandemia de COVID 19, falleciendo
a los 76 años.
La
letra es una exhortación a su amante para que le quiera sea cual sea la causa y
la consecuencia.
La
música empieza con unas notas suaves de guitarra, bajo y teclados que dan paso
a la voz suave y llena de sensibilidad del cantante y teclados con toques de batería,
que sube un poco en los estribillos con los coros.
© Luis Eduardo Aute y Sony
Letra original |
Quiéreme, aunque sea de verdad quiéreme, y permíteme el exceso quiéreme, si es posible, sin piedad quiéreme, antes del último beso. Quiéreme, haz que se incinere el mar quiéreme, como el vendaval que pasa por el resto de una brasa dentro de un glaciar. Quiéreme, sin el mínimo pudor quiéreme, con la insidia de la fiera quiéreme, hasta el último temblor quiéreme, como quien ya nada espera. Quiéreme, aunque no sepas fingir quiéreme, que de todas mis flaquezas sacaré la fortaleza para revivir. Sabes bien que jamás te lo he pedido ni jamás te hice un reproche por lo que esta vez te pido ya que no es cosa de dos que tú seas quien me quiera como nunca me has querido esta noche del adiós. Quiéreme, ahora que llegó el final quiéreme, sin más puntos suspensivos quiéreme, aunque venga el bien del mal quiéreme, como si estuviera vivo. Quiéreme, que no entiendo qué hago aquí quiéreme, si no quieres que esté muerto porque todo es un desierto fuera de ti. Quiéreme, que ya empieza a anochecer quiéreme, aunque sólo sea un instante quiéreme, y hazlo como otra mujer quiéreme, como si fuera otro amante. Quiéreme, que mañana ya murió quiéreme, como si el mundo acabara como si nadie te amara tanto como yo. Sabes bien que jamás te lo he pedido ni jamás te hice un reproche por lo que esta vez te pido ya que no es cosa de dos que tú seas quien me quiera como nunca me has querido esta noche del adiós. ¡Quiéreme! ¡Quiéreme! |
No hay comentarios:
Publicar un comentario