jueves, 2 de agosto de 2018

Carlos Gardel – Por Una Cabeza (letra en español)


Habrá muchos amores que estaban predestinados desde la cuna, nacidos dentro de familias que se conocen desde siempre y con sus vástagos uniéndose al pasar de la hermandad de quienes se crían juntos al tálamo nupcial. Pero después están los otros, los de las múltiples carambolas del Destino que hacen que un día a tu pupitre llegue quien será el amor de tu vida, o que una noche tu mirada se cruce en un bar con quien te arrebate el corazón, y entonces al final esto de enamorarse es tan caótico como creer que puedes ganar en el juego y en las apuestas, aunque hay veces que te toca El Gordo.

De Carlos Gardel (al que hemos tenido en estas entradas) ni se sabe dónde nació, entre Francia y Uruguay, ni cuándo, entre 1883 y 1890, pero sí que vivió solo con su madre en algunas de las zonas más pobres de Buenos Aires desde que su padre les abandonó. En su adolescencia frecuentó ambientes delictivos siendo detenido en varias ocasiones por la policía, hasta que se relaciona con los caciques del barrio que le promocionan como cantante en los actos del Partido Autonomista Nacional. Intenta hacerse payador, pero no cuenta con el ingenio suficiente para imponerse en las “luchas cantadas”, aunque sí le sirven para que su voz sea muy apreciada. En 1911 conoce a José Razzano con el que consolida un dúo que empezará a tener gran éxito en Buenos Aires y Montevideo. En 1917 graba su primer tango, Mi Noche Triste, y el éxito de su primer papel protagónico en Flor De Durazno lo convierten en una de las principales figuras artísticas del país. Poco a poco se vuelca en esta música nueva de la que se convierte en su embajador primero por el Cono Sur y después por España y Francia aprovechando el éxito de Rodolfo Valentino como gaucho en Los Cuatro Jinetes Del Apocalipsis. Sus giras se convertirán en acontecimientos en Madrid, Barcelona y sobretodo París, y decide apostar decididamente por el cine como medio para promocionarse, primero con cortometrajes musicales (para que después pensemos que los videoclips son de ahora) en Argentina y después con largometrajes franceses como Las Luces De Buenos Aires, Espérame y Melodía De Arrabal que le convierten en un ídolo en todos los países de habla hispana. De esta época destacamos canciones como Caminito, Mano A Mano, Adiós Muchachos, En 1934 llega a EE.UU. y es convencido para que complemente su registro de tenor con el de barítono y con él arrasará con algunos de sus clásicos como Mi Buenos Aires Querido, El Día Que Me Quieras, Volver, o esta tremenda Por Una Cabeza que será su último gran éxito. Será durante su gira por Iberoamérica en 1935 que fallecerá en un accidente de avión en Colombia.

La letra nos plantea la relación que, según los autores, tienen las carreras de caballos y las mujeres, donde la ilusión de la apuesta casi siempre termina en la decepción de la derrota, pero aun así se sigue jugando.



La música arranca con las inconfundibles notas agudas de violines con fondo de piano y guitarra, que han hecho célebre a este tango, y que dan paso a la voz potente, cantarina y personal del vocalista.



Letra Original:
Por una cabeza
de un noble potrillo
que justo en la raya
afloja al llegar,
y que al regresar
parece decir:
No olvidés, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.

Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y risueña mujer,
que al jurar sonriendo
el amor que está mintiendo,
quema en una hoguera
todo mi querer.

Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.

Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
para qué vivir.

Cuántos desengaños,
por una cabeza.
Yo juré mil veces,
no vuelvo a insistir.
Pero si un mirar
me hiere al pasar,
su boca de fuego
otra vez quiero besar.

Basta de carreras,
se acabó la timba.
¡Un final reñido
yo no vuelvo a ver!
Pero si algún pingo
llega a ser fija el domingo,
yo me juego entero.
¡Qué le voy a hacer…!

Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.

Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
para qué vivir.


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