En
cualquier sociedad el tema de las medidas corporales ha sido siempre uno de los
métodos de las élites para atontonar a las masas y decirles que lo bello era lo
que no era el pueblo. Si una de las bellezas femeninas de los años cincuenta,
como Marilyn Monroe (talla
44), intentara hacer carrera en nuestra época sólo tendría cabida en los
catálogos de tallas grandes, mientras que a cualquiera de las modelos de ahora
habrían sido consideradas enfermas en la época de Rubens. De esas
esclavitudes de los pesos y las medidas trata esta canción que nos ha sido
recomendada por nuestro amigo José Naveira por su fino sentido del humor.
Javier Krahe iba para ser
un burgués de libro, nacido en familia bien y graduado en el Colegio
del Pilar, empezó a estudiar empresariales hasta que se le cruzó por su
vida el amor por el cine y lo dejó todo. Se marcha a Canadá siguiendo a una
chica y se pasa unos años malviviendo de lo que sacaba componiendo para otros
artistas, siendo su modelo Georges Brassens (al
que hemos tenido en esta
entrada). Regresa a España y decide iniciar una carrera de cantautor
coincidiendo en sus actuaciones en Madrid con dos amigos Joaquín Sabina (al
que hemos tenido en esta,
esta,
esta
y esta
entradas) y Alberto
Pérez con los que graba en 1981 un disco mítico que es La
Mandrágora, del que formará parte la canción que hoy os traemos. El éxito
es más que notable y le abre las puertas a participar en espacios televisivos
como Si Yo Fuera
Presidente de Fernando García
Tola y a realizar giras por el resto de España. En 1986 compone la canción
Cuervo Ingenuo en la que criticaba la posición de Felipe González
ante El
Referéndum De La OTAN, siendo vetado en TVE y
marginado por el PSOE.
Desde entonces se ha alejado de las grandes discográficas y de los grandes
aforos y mantiene un nutrido y fiel grupo de seguidores que le permiten seguir
una carrera poco conocida pero totalmente personal, en la que no faltan
episodios desafortunados como su vídeo de “cocinar un crucifijo” del que se
libró por los pelos de ser condenado al primar la libertad de expresión sobre
la de culto.
Dice
la leyenda que la letra surgió por la discusión con una amante que le criticó
el tamaño de su miembro tras haber mantenido relaciones sexuales. La mayor
parte de nosotros, los hombres digo, nos la habríamos envainado, pero para
desgracia de la crítica topó con un poeta, y este la compuso una canción de
desagravió para él y de recochineo para ella.
La
música es de una gran sencillez, con un contrabajo que marca el ritmo siendo
secundado por unas guitarras y el clarinete que sirven de suave fondo al
fraseado del cantante.
©
Javier Krahe y CBS.
Letra Original:
|
No sé tus escalas
por lo tanto eres muy dueña
de ir por ahí diciendo que la tengo muy pequeña no está su tamaño en honor a la verdad fuera de la ley de la relatividad Y aunque en rigor no es mejor por ser mayor o menor ciertamente es un burdo rumor Pero como he visto que por ser tu tan cotilla va de boca en boca y es la comidilla en vez de esconderla como haría el avestruz tomo mis medidas, hágase la luz Y aunque en rigor no es mejor por ser mayor o menor una encuesta he hecho a mi alrededor Trece interesadas respondieron a la encuesta de las cuales una no sabe, no contesta y en las otras doce, división como veréis se me puso en contra la mitad, es decir, seis Y aunque en rigor no es mejor por ser mayor o menor otras seis francamente a favor Y si hubo reproches fueron, en resumen, por su rendimiento, no por su volumen y las alabanzas que también hubo un montón hay que atribuirlas a una cuarta dimensión Y aunque en rigor no es mejor por ser mayor o menor aunque a veces soy muy cumplidor Mi mujer incluso dijo aunque prefiera como tú ya sabes la del jardinero por si te interesa porque estáis a la par sólo que la suya es mucho menos familiar Y aunque en rigor no es mejor por ser mayor o menor nunca olvida traerme una flor Es mísero, sórdido, y aún diría tétrico someterlo todo al sistema métrico no estés con la regla más de lo habitual te aseguro chica que podría ser fatal Y aunque en rigor no es peor por ser mayor o menor yo que tú consultaba al doctor López Ibor |
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