Una
amiga me dice muchas veces que le gustaría ser un “trozo de carne con ojos” sin
capacidad alguna de pensar como lo son la mayor parte de las personas con las
que trata, que desearía poder ir por la vida sin tener en cuenta esa educación
ciudadana que nos inculcaron y hacer lo que le saliera de las pelo… gónadas
como tantos y tantas egoístas descerebrados que pululan por ahí. Sé que es una
exageración fruto de las frustraciones del trato con alguna gente, ya que ella
sabe y practica que siempre es mejor tener algo de empatía con quienes convives
que ser un mueble; que debes planificar un poco tus acciones para que estas supongan
las menores molestias para los demás, y no entrar como un elefante en un
cacharrería; que tenemos que tener claro que todo lo que se hace tiene
repercusiones de las que hay que responsabilizarse, y no ir pensando que ya
pagará el de atrás; pero también es cierto que cada vez hay más personas que te
hacen pensar si son ell@s marcian@s o es que tú eres el no normal, si en
realidad es que somos metálicos en un jardín botánico.
Radio Futura es una de las
bandas de rock españolas más importantes de todos los tiempos. Surge de la mano
de Herminio Molero
en 1979 tras realizar una serie de audiciones para dar forma a una banda que
quería ser el estandarte del new
wave británico en España. Su primer disco Música
Moderna será un éxito de público y servirá de impulsor de la Movida Madrileña,
pero los componentes de la banda lo repudian por el excesivo intervencionismo
de Hispavox. Las tensiones internas harán que sólo queden Santiago Auserón,
Luis Auserón, Enrique Sierra y Solrac
Velázquez de la formación inicial. Durante dos años sólo publicarán sencillos,
como este La
Estatua Del Jardín Botánico, por sus problemas con la discográfica, pero les
permitirá ir recorriendo los principales escenarios nacionales y hacerse
tremendamente populares. En 1984 firman con Ariola y lanzan La Ley
Del Desierto/La Ley Del Mar donde alternan temas funky como Escuela de Calor con
otros más rock latino
como Semilla Negra y
que tendrá una gran acogida por el público. En 1985 publican De Un País En
Llamas donde contarán con un gran apoyo de medios técnicos y del que se
extraen temas de tan diferentes estilos como Han Caído Los Dos, El Tonto Simón
o No Tocarte que
confunden un poco a sus seguidores. Por eso en 1987 deciden que La Canción De
Juan Perro tenga una identidad clara, y logran que sea uno de los discos
fundamentales en la génesis del rock latino, abriéndoles
las puertas del mercado americano. En 1990 sacarán su último disco de estudio, Veneno En La Piel,
que es su mayor éxito de ventas pero que les hace ver a los miembros de la
banda que su evolución ha terminado y que están estancados, por lo que en 1992
deciden separarse y tomar carreras individuales en las que siempre contarán con
la ayuda de los demás.
La
letra es, en mi opinión, una de las más bellas escritas en castellano y en ella
se nos narra la historia de un ser metálico (¿robot?) en un ambiente orgánico
en el que todo para él es extraño y por lo tanto digno de ser observado. Nos
dice que tendría que tomar la determinación de marchar de allí, pero ha
aprendido a esperar sin más razón que elegir su corazón frente al Sol.
La
canción arranca con un ritmo de batería que da paso al cantante, uniéndoseles
después el bajo, la guitarra y los teclados en una melodía que aúna potencia y
melancolía. Por cierto, es el primer videoclip hecho como tal en España.
©
Santiago Auserón
e Hispavox.
Letra Original:
|
Un día más me
quedaré sentado aquí,
en la penumbra de un jardín tan extraño. Cae la tarde y me olvidé otra vez de tomar una determinación. Esperando un eclipse me quedaré, persiguiendo un enigma al compás de las olas. Dibujando una elipse, me quedaré, entre el sol y mi corazón. Junto al estanque me atrapó la ilusión, escuchando el lenguaje de las plantas. Y he aprendido a esperar sin razón. Soy metálico en el jardín botánico, con mi pensamiento sigo el movimiento de los peces en el agua. Un día más me quedaré sentado aquí, en la penumbra de un jardín tan extraño. Cae la tarde y me olvidé otra vez de tomar una determinación. Esperando un eclipse me quedaré, persiguiendo un enigma al compás de las olas. Dibujando una elipse, me quedaré, entre el sol y mi corazón. Soy metálico en el jardín botánico, con mi pensamiento sigo el movimiento de los peces en el agua. |
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