El
pasado jueves aproveché que Pi había vuelto con su familia a Palencia para pasar
las vacaciones de Semana Santa para quedar con ella y planificar un poco las
canciones que íbamos a publicar. Al llegar al miércoles 23 de abril, festividad
de nuestra comunidad, la comenté que estaba buscando una canción imperial
para compensar la comunera del año pasado, y ella me dijo sin despeinarse “ése
día es mío, así que ya sabes lo que hay que poner”, y pensé dos cosas: la
primera fue que hablando se entiende la gente y la segunda que la democracia es
un sistema maravilloso. Así que aquí me tenéis, monárquico de toda la vida y
siendo propagandista involuntario de los rebeldes, espero que Juancar lo
sepa entender.
Amancio Prada tuvo la
fortuna de nacer en una zona que es frontera entre la cultura castellana de la
Meseta y la celta de las montañas cántabras y gallegas, por lo que en su
infancia mamó folklores muy diversos y enriquecedores. En mitad de los sesenta marcha
a La Sorbona
a estudiar sociología y al mismo tiempo se va haciendo un nombre en los
ambientes folk franceses. Su
debut lo hace de la mano de Georges Brassens, y
tendrá gran éxito internacional. Vuelve a España en 1975 y desde entonces ha
realizado una labor extraordinaria de recuperación y revitalización de las
músicas tradicionales hispánicas así como de musicalizar algunas de las obras
literarias españolas más importantes tanto en castellano como en gallego.
La
letra es otro leonés, Luís López
Álvarez, al que ya hemos tenido en esta
entrada, y que en este romance nos narra la tristeza de la reina Juana primero
por la muerte de su esposo y después por la llegada de “gentes extrañas” que
con sus exigencias provocan la guerra civil que supuso la revuelta
comunera, que dejan a Castilla sumida y sumisa. Del lado del que está el
poeta es más que notorio.
La
música es de una gran belleza iniciada con un rabel y un arpa, siendo después
acompañadas por un chelo, una guitarra y la voz del cantante.
Letra Original:
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La reina Juana
está hilando
apostada al ventanal. Enfermó de mal de amores, ¡quién la pudiera sanar! Cuando a tantos se persigue ya no es de cuerdos amar. Tomo el copo, lanza el huso y otra vez vuelve a empezar. Doña Juana está muy triste ¡Sabe Dios por qué será! Llegaron hombres de fuera hablando un extraño hablar. Si las encinas les niegan, rasarán el encinar. En Castilla ya no mandan los que debieran mandar. Vuelan grajos, vuelan tordos, las palomas volarán. Doña Juana está muy triste ¡Sabe Dios por qué será! Las campanas a rebato llamando a la vencida. Las siembras en la meseta comienzan por buen segar. Y a través de los pinares se llega hasta el encinar. Surgen horcas, surgen hoces, las guadañas surgirán. Doña Juana está muy triste ¡Sabe Dios por qué será! Acuden de todas partes
formando
comunidad.
Populares comuneros el pueblo en su dignidad, ataja por los rastrojos si hay afrentas que vengar. El pueblo luchando sigue, la reina en cautividad. Doña Juana está muy triste ¡Sabe Dios por qué será! Castilla ya no es Castilla, ya solo es tierra de pan. La tierra ya no es la tierra que tan sólo es propiedad y su pan los castellanos con sudor lo han de amasar ¡Ay, del pueblo, si quisiera darse nuevo capitán! Doña Juana está muy triste ¡Sabe Dios por qué será! |
Soberbio romance
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