Ya
termina esta Semana Santa en este Domingo de Resurrección en la que celebramos
el fin de toda la angustia de la Pasión y en la que debemos dejar la tristeza
por la alegría. Y para que os riáis un poco os traigo una visión de lo que es
la religión de parte de los míticos Les Luthiers.
En
esta obra los geniales argentinos nos sumergen en lo que sería una sesión de
una iglesia evangélica tan al uso de los telepredicadores que tan importantes
son en los países americanos. En ellas los fieles asisten a un espectáculo
musical y religioso en el que se mezclan los sermones con la música. El
oficiante es una mezcla de profesor, psicólogo, showman, padre y colega. El
ministro se encarga de explicar el sentido de la vida en base a las escrituras
sagradas y en ocasiones de la obra del fundador de la congregación, y en este
punto Les Luthiers dan
una lección de lo que es la exégesis de los textos que están contenidos en La
Biblia, Corán o demás, con el retorcimiento de las palabras ahí escritas para
que den el mensaje que quieres expresar aunque sea a costa de darles el sentido
distinto al literal.
Otro
momento que destacan son los testimonios “espontáneos” de los fieles en los que
declaran sus pecados ante todos para que estos les apoyen y ayuden, y en los
que el pecador expresa también el agradecimiento a la iglesia por salvarle de
sus pecados.
También
nos hacen reír con la diferencia del lenguaje entre los ministros del Señor,
con expresiones como iniquidad, concupiscencia, gula, etc… o los nombres del
diablo y los seguidores en muchas ocasiones provenientes de las capas más
humildes e incultas.
Y por
último denuncian el peligroso y, en muchas ocasiones, inmoral sesgo que tienen
estas sectas por esquilmar a los participantes al hacerles blanco de toda una
serie de productos como libros y mercadotecnia que les venden, cuando no
directamente con la colecta de sus escasos recursos.
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