En
esta semana en la que las urnas nos han dado un susto de aúpa a los que creemos
vivir en el centro con el avance de la extrema derecha en el Norte y de la
extrema izquierda en el Sur, he querido bucear en la historia previa y durante La Transición
Española para ver lo que pensaban y querían las personas de izquierda y de
derecha que lucharon por traer la democracia a España. Y veo a gigantes en el
pasado y pigmeos en presente, veo a personas que arriesgaban mientras ahora
millones no tienen agallas ni para levantar el culo del sillón para ir a votar
una vez al año, veo a gentes que sabían escuchar al adversario frente aquellos
que gritan para que nadie les saque de su error. Tiene que llover a cántaros para
todos.
Pablo Guerrero nace en
esa Extremadura dura y terrible de La
Posguerra. Estudia magisterio y marcha a Madrid a sacar la carrera de
Filosofía y Letras donde se empapa de poesía. En 1969 participa en el Festival De Benidorm
con el tema Amapolas y Espigas con el que gana en el apartado de letra y que le
permite pasar al profesionalismo. Su intención es hacer una música que mezcle
el folclore extremeño y el folk
europeo y americano, siendo su temática principal la denuncia social. En 1972
graba el disco A Cantaros, en el que está incluida la canción homónima que hoy
os presentamos, que será una completa convulsión en el panorama musical español
y que le supondrá serios problemas en el trabajo y con la Brigada
Político-Social. En 1975 graba un álbum mítico en el Teatro Olympia de
Paris. Con la llegada de la democracia va poco a poco abandonando el
activismo político en sus letras y pasa a investigar el jazz, el flamenco y la música étnica
africana para sus siguientes trabajos en los que priman las letras sobre los
sentimientos. Compone para otros artistas como Esclarecidos (de lo mejor
de la música española de los 80) o Luz Casal (a la que hemos
tenido en esta
y esta
entradas) y edita varios disco libros. A sus 67 años hoy sigue siendo un
referente de numerosos cantautores y artistas españoles como Javier
Álvarez, Ismael
Serrano (al que hemos tenido en esta
y esta
entradas) o Nach (al que hemos
tenido en esta
entrada) con los que ha colaborado.
La
letra es una historia de amor que esconde la reivindicación por el cambio a una
sociedad mejor y que cada uno lo interprete como quiera.
La
música es muy sencilla con dos guitarras y un bajo que sirven de fondo a la voz
clara y sencilla del cantante.
©
Pablo Guerrero y
Acción.
Letra Original:
|
Tú y yo, muchacha,
estamos hechos de nubes
pero ¿quién nos ata? pero ¿quién nos ata? Dame la mano y vamos a sentarnos bajo cualquier estatua bajo cualquier estatua que es tiempo de vivir y de soñar y de creer que tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover que tiene que llover, a cántaros. Que tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover que tiene que llover, a cántaros.
Estamos amasados por
libertad, muchacha,
pero ¿quién nos ata?, pero ¿quién nos ata? En tu en tu barro dispuesto, elegido tu sitio, preparada tu marcha. Hay que doler de la vida hasta creer que tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover, que tiene que llover, a cántaros.
Que tiene que
llover, tiene que llover, tiene que llover,
que tiene que llover, a cántaros.
Ellos seguirán
dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad. Planearán vender la vida y a muerte y la paz., ¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad? Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian que la siesta se acaba que la siesta se acaba y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro, limpiará nuestra casa. Hay que doler de la vida hasta creer que tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover, que tiene que llover, a cántaros.
Que
tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover,
que tiene que llover, a cántaros. |
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