Uno
puede disfrutar la música de muchas formas, en la tranquila soledad de tu casa,
de sonido de fondo en tu quehacer diario, como compañera infatigable mientras
recorres a pie o bicicleta los montes y calles de tu ciudad, en la gregaria aglomeración
de un concierto. Mas también existe un paso más, el de hacer de ella tu banda
sonora vital durante unas semanas, meses, años y querer devorar cada ápice de
energía, arte, ilusión que ella te pueda dar, siguiendo a su intérprete/autor
para saber de él más que él mismo, entonces eres un/a groupie y nuestras Berta y Pi,
lo son a machamartillo.
Este
martes pasado (11 de junio de 2.013) Andrés Suárez,
al que ya hemos tenido por aquí,
ha tenido a bien dar un concierto en Prado del Rey
para que se emita en Radio 3
y La 2, y nuestras chicas han
sido elegidas para formar parte de esos 50 afortunados que lo han podido
presenciar su actuación (sólo porque fueron las primeras en apuntarse y tras
tener que pedirlas el representante que dejaran de mandarle correos porque sí
que las había seleccionado). La experiencia ha sido muy emocionante y han
salido más felices que si fuera un recital de Jorge Drexler, je, je,
demostrándonos a todos que en la vida no hay que dejar pasar las oportunidades,
que cuando pasa un tren se coge y después Dios dirá, y que los valientes se
pueden equivocar pero los cobardes no aciertan nunca.
He
elegido esta canción por ser la primera que Pi me mostró del cantante ferrolano
y porque la letra es una clara muestra del porqué jamás hay que cabrear a un
artista bueno, ya que este en represalia te puede inmortalizar por siempre en
el oprobio, como hizo ese malvado genial que fue Quevedo que
consiguió que a Góngora
le recordemos más como blanco de
sus pullas que como ilustre poeta. Pues eso le sucede a la protagonista de
esta canción, que hace un año compartía con él risas, conciertos, sexo y que
ahora va de la mano de un tipo más guapo y más rico que la ha hecho cambiar de
punto de Visa
(frase que destila tal veneno que la perseguirá por el resto de sus días). Y
que conste que él no se queda corto tampoco en su autoanálisis destructivo, ya
que se acusa de cobardía, de no haber sabido defender ese hogar en el que se
refugiaba del cansancio diario al son de baile y alegría, de no merecer ser ni
padre ni pareja, pero al menos él perdió su sueño mientras ella lo ha vendido.
La
música empieza con el vocalista y la guitarra española, al más puro
estilo, cantautor. Al final de la
segunda estrofa entra el resto de la banda con el piano, las guitarras
eléctricas, bajo y batería, junto a los coros. De fondo se intuye la sección de
cuerda que al final de la octava estrofa enmudece la música para dejar sola a
la voz para comenzar después todos los instrumentos (a los que se les une un
trombón de varas, una trompeta y una trompa) un crescendo espectacular en el
que él grita su rabia y soledad.
Letra Original:
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Hace
un año
estábamos aquí sentados riéndonos juntos hablando de ver en directo a Ferreiro Jugando a ver quién se ríe primero mirándonos tan fijamente follando con la cama en frente y el suelo mojado Y ahora soy solo el despojo de hombre que ibas a llevar a la iglesia y el suelo está seco de pena Y ahora los niños te llaman cobarde y dudas si seré un buen padre cuando antes querías pareja Hace un año cortabas mis uñas decías que mal te desvistes invitas al trago más largo del mundo Preparabas la casa a escondidas llegaba cansado pero había fiesta de gritos y bailes la pena no había llegado Y ahora te he visto diciendo lo mismo a un tipo más guapo en Gran Vía cambiaste tu punto de Visa y de acera al verme Y ahora que no hicimos aniversario que son 320 días para abandonar este barco para arrebatarme la vida es solo es un acorde de paso la clave de sol en un lado
Y
ahora y ahora
Y ahora y ahora Y ahora y ahora Y ahora qué ahora Y ahora qué ahora
Y
ahora qué ahora
Hace
un año
un año un año |
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