La
pasada semana ya comenté que iba a una comunión en la que una Lucía era la
estrella y por eso postee esta
canción. Pues en la mesa en la que nos sentamos los amigos, el genial Moya
se empezó a arrancar a cantar (según sus familiares a destrozar) canciones
varias que los demás seguíamos, al principio con un poco de vergüenza y después
a grito pelado. El hecho de que no sólo masacrásemos la melodía si no que
inventáramos las rimas tampoco pareció importarnos demasiado. Y entre ellas no
podía faltar la otra gran canción española dedicada al nombre de ese ángel
destinado a hacer pasar un infierno a cuanto humano tenga la desdicha de
pretenderla, como es Santa Lucía de Miguel Ríos.
Ya
hemos tenido al genio de Granada por aquí en esta
entrada y en ella comentamos sus inicios. Esta canción forma parte del
disco Rocanrol
Bumerang que rompe con una etapa en los años 70 más experimental y
reivindicativa pero de escaso éxito, y que le va posicionando de nuevo en listas
y que culminará con la apoteosis de El Rock de
Una Noche de Verano que tendrá una gira con más de 700.000 espectadores sólo
en España. Santa Lucía está compuesta por ese regalo que nos llegó de la
Argentina que es Roque
Narvaja y que le proporciona al astro andaluz una vertiente más melódica y
menos rockera.
La letra
nos habla de ese hijo no deseado del amor que es el miedo, de ese familiar
molesto de la confianza que es el complejo, de ese enemigo mortal de la pareja
que es el secreto. Esos tres han abortado y matado más enamoramientos que los
celos, los engaños y la convivencia juntos. El cantante nos cuenta todo lo que
la desea, de cómo quiere conocerla (me imagino que en todos los sentidos
incluido el bíblico), de cómo sabe toda su vida y nada de ella. Y sin embargo
es ella la que da el paso, la que vence los temores, la que les guía por
caminos desconocidos con los pasos cortos pero constantes de los que están
cegados por la luz de su amor. Porque si en las formas son distintos en el
fondo son una moneda con las dos caras iguales.
La
música es un ritmo que se mantendrá toda la canción con las dos guitarras y con
el apoyo del bajo y la batería. En los estribillos sube el tono y se les unen
unos coros.
© Roque Narvaja y Polydor.
Letra Original:
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A
menudo me recuerdas a alguien,
tu sonrisa la imagino sin miedo. Invadido por la ausencia me devora la impaciencia, me pregunto si algún día te veré. Ya sé todo de tu vida y sin embargo no conozco ni un detalle de ti. El teléfono es muy frío, tus llamadas son muy pocas. Yo sí quiero conocerte y tú no a mí. Por favor…. Dame una cita vamos al parque, entra en mi vida, sin anunciarte. Abre las puertas, cierra los ojos, vamos a vernos, poquito a poco. Dame tus manos, siente las mías, como dos ciegos, Santa Lucía,
Santa
Lucía, Santa Lucía.
A
menudo me recuerdas a mí.
La primera vez pensé se ha equivocado, la segunda vez no supe qué decir, las demás me dabas miedo, tanto loco que anda suelto y ahora sé que no podría vivir sin ti. Por favor...
Dame una cita vamos al parque,
entra en mi vida, sin anunciarte. Abre las puertas, cierra los ojos, vamos a vernos, poquito a poco. dame tus manos, siente las mías, como dos ciegos, Santa Lucía,
Santa Lucía, Santa Lucía.
A menudo me recuerdas a mí.
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