Hoy
el libro 1001
Canciones Que Escuchar Antes De Morir de Robert Dimery nos trae una
historia triste justo cuando se cumplen doce años de la muerte de mi tío
Fernando, una persona que lleno de felicidad la vida de mi tía Toña y que la
amó con locura desde el día que la conoció hasta su temprana muerte. Pues bien,
las existencias de Fernando y Ritchie Valens son dos
vidas que nos llenan de tristeza porque terminaron mucho antes de lo que
desearíamos, pero que les acontecieron cuando estaban llenos de vida y de
satisfacción, cuando sus sueños se habían hecho realidad, cuando sabían que su
paso por este mundo sí había dejado huella, sí había servido para algo. Así que
es momento para que miremos atrás y pensemos qué recuerdos, qué obras dejamos
entre quienes queremos y conocemos, y si son pocas aprovecha que aún tienes
vida y tiempo para alcanzar la inmortalidad en la mente y el alma de quienes te
han conocido y querido.
Aunque
todo el mundo piensa que Ricardo
Valenzuela era mexicano, en realidad nació en California en 1941 y en su casa
creció escuchando música tradicional hispanoamericana y española, siendo su
padre el que le enseña a tocar la guitarra con cinco años, y más tarde la
trompeta y la batería. Sus capacidades musicales no pasaron desapercibidas y
pronto se hizo famoso en la escuela empezando a participar en grupos escolares.
Ya en el Instituto empieza a hacer algunas actuaciones en solitario y es en
1958 cuando conoce al productor Bob Kane que decide apostar
por él. Le americaniza el nombre y le alienta a que profundice en el rock,
aunque él tuviera ciertas querencias por la música melódica como demuestra su
balada Donna
que dedica a su novia Donna Ludwig, y así añadirá unos toques roqueros a una
canción tradicional mexicana llamada La Bamba, aunque el
cantante no las tenía todas consigo porque no quería que su castellano no del
todo perfecto molestara a los del otro lado del Río Grande. Lanzan un
sencillo con la primera de cara A y la segunda de cara B y se encuentran que
ambas son un éxito en las radios, por lo que empieza a ser requerido para
actuar en las matinales con las estrellas del momento. Y llegó ese maldito 3 de
febrero de 1959 al que Don McLean
(al que hemos tenido en estas
entradas) denominó El
Día Que Murió La Música en esa maravilla de canción que es American Pie, donde él, Buddy Holly (al que hemos
tenido en estas
entradas) y The Big
Bopper montaron en una avioneta para ir a un concierto y desgraciadamente
fallecerían en un accidente. Su carrera había durado ocho meses y moría con 17
años.
Hay
muchas versiones de esta canción tradicional mexicana a la que se le añaden
versos satíricos, pero esta versión será una simple exhortación a bailar.
La
música arranca con un riff de guitarra que la hace reconocible en todo el mundo
y a la que sigue el bajo, los claves, la batería y la voz aguda y llena de
fuerza del cantante.
©
Anónimo, Ritchie Valens
y Del-Fi.
Letra Original:
|
Para
bailar la Bamba
para bailar la Bamba se necesita una poca de gracia, una poca de gracia pa' mi, pa' ti, ay arriba y arriba y arriba y arriba por ti seré, por ti seré, por ti seré
Yo
no soy marinero
yo no soy marinero, soy capitán soy capitán, soy capitán
Bamba,
bamba
bamba, bamba bamba, bamba, bam
Para
bailar la Bamba
para bailar la Bamba se necesita una poca de gracia, una poca de gracia pa' mi, pa' ti, ay arriba y arriba y arriba y arriba por ti seré, por ti seré, por ti seré
Bamba,
bamba
bamba, bamba bamba, bamba |
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